domingo, 17 de julio de 2011

Ilustrada vanidad

Luces anaranjadas vuelven de este lugar un instante maravilloso. Exhortado en abrazos y fugaces agujas. Los brazos abiertos al cielo. Brillan los azulejos  a mi alrededor, sofoco mis pulmones con veneno verde. Mirando el atardecer maldito, víctima de la insolencia mortal. Rebelde llaman en causa mis pasos, auto conformismo idiota gritaría yo. No hay razón en estas palabras, es fútil cada uno de estos símbolos. Rápido ve entre mis arterias, mis cubículos y acantilados. Insípido vive en el progreso y la razón. Ilustrada vanidad cubierta de telares, brillos y coronas.

Viaja de vuelta al mar y adéntrate en la brisa. Vive junto a estas olas de verde sigilo. No temas a que la eternidad se vuela brutal y mártir. Abre las naranjas con tu boca y alimenta con la cáscara a rastreros y galopantes. El éxtasis está más cerca de lo que crees, mía. Adorna tu sonrisa con frutales abrazos. Viaja junto al ímpetu de mis pasos y lo retráctil de mis ojos.

Vuela sin miedo por la historia. Sacude de tu pelaje toda la semiótica de nuestro tiempo. Llena tus ojos de rectas, elipsis  y curvas.  Sin miedo por la rentabilidad, competencias y aptitudes; jamás nunca, te harán daño. Vuela de regreso, junto a la inmortalidad de las nubes, flores y rocíos. Siéntate sobre la tierra y baña tu rostro con agua de luna. Sumérgete en los mares rígidos y los acuosos terrenales. Vive sin limites en lo interminable, sueña sin lógica por lo indiscernible.

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